lunes, 26 de septiembre de 2016

Venus in Furs, Polanski

(esta nota fue publicada en la revista digital de critica de cine La Cueva de Chauvet, en Septiembre del 2015)


Todos somos fácilmente explicables, pero difícilmente inextricables”, es una de las frases que se repiten en la última película del director polaco, Roman Polanski. La Venus de las Pieles (2013) es una película intensa, confusa y atrapante. Es de esos films que dan lugar a las múltiples interpretaciones y juegan con lo psicológico. Sigue fielmente los rasgos característicos de las películas de Polanski, como el humor negro y el lado surrealista de las relaciones humanas, sin embargo es una película muy distinta porque presenta mayor sencillez en cuanto a la puesta en escena y el escaso reparto actoral. La historia (y el nombre) de la película está basada en la novela  escrita por el austriaco Leopold von Sacher-Masoch en 1870, la cual es una representación de su propia vida y experiencia personal, tratando temas como el amor y el masoquismo.
La historia se desarrolla en Francia, en un teatro vacío durante un casting. La obra que el director teatral, Thomas (representado por Mathieu Amalric), buscaba llevar a cabo es “La Venus de las pieles” del austriaco Von Sacher-Masoch, pero no encontraba a la actriz ideal que represente a Vanda, la protagonista de la novela.  Después de tantas pruebas, Thomas está por volver a su casa hasta que de pronto aparece una mujer (Emmanuelle Seigner) que estaba muy ansiosa por obtener el papel principal. Curiosamente, la mujer también se llamaba Vanda. Muy bella aunque bastante grotesca, desprolija e inquieta. Después de tanto insistir, ella termina haciendo una alucinante actuación y el, maravillado e hipnotizado, continúa la audición solo con ella, y hasta comienza a participar en la actuación. 
A partir de aquí la película da un giro, se empieza a cruzar el dialogo entre los personajes de la película y los de la novela. Aparecen dos historias simultáneas que se conectan a través de un interesante juego de manipulación y seducción, hipnótico y confuso.
A la hora de definir de qué tema trata la película se nos hace tan difícil a nosotros como espectadores como a los personajes de la película con respecto a la novela, ya que ella reniega del sexismo que representa mientras que él sostiene que la idea central es la represión de nuestros deseos. Ente toda esta confusión y la diversidad de posibles interpretaciones se crea un escenario de cuadros dentro de cuadros en el que nosotros también formamos parte.
En fin, se me ha hecho difícil descifrar lo que el director quiso representar con esta enigmática película. Quizás lo que importa, como usualmente lo hace el arte hoy en día, es dar lugar a la libre interpretación del espectador, aunque en algunos casos es relativo. Sinceramente me quedaron algunas ideas dando vuelta pero que, en definitiva, no cierran en nada. ¿Cuál es el mensaje? Aparecen diferentes temas (en mi opinión, demasiado clichés) como el sexismo, la dominación, el masoquismo, el dolor, la venganza del feminismo contra el machismo, la seducción, la atracción, el placer. Pero, ¿realmente es lo que Polanski  quiso representar? Si la respuesta fuese afirmativa, hay algo que me hace ruido. Ante la personal ambición de descifrar el mensaje de esta película, que me pareció mucho más compleja y profunda de lo que aparenta ser, me detuve en la frase que da el nombre a esta nota. Vale aclarar que no se si estoy en lo cierto, pero creo que todos los temas que se tocan en la película desvían nuestra atención cuando en realidad hay algo estructural que engloba todo aquello. Estoy hablando del ser humano. Pienso que hay un intento de Polanski de problematizar la naturaleza humana a través de esos temas. Cuando dice que somos fácilmente explicables puede estar haciendo referencia a todo ese esbozo científico e intelectual de explicar la conducta humana y sus manifestaciones (por ejemplo, en la película se menciona la Sociología un par de veces). Al conocer nuestra realidad y nosotros mismos, vemos que estamos dominados por fuerzas negativas, internas y externas, que vienen de afuera y que, a la vez, son producto de nuestras propias acciones. Pero al afirmar que somos inextricables, difícil de resolver, está problematizando esta cuestión de que, por más que hagamos todo lo posible para conocernos, conservarnos y progresar como sociedad, seguiremos teniendo ese costado negativo, siempre existirá en nosotros esa pulsión que inevitablemente causará daño. Sin entrar mucho en detalle, en la película uno de los dos termina ganando y el otro perdiendo: la desigualdad no deviene en igualdad, sino que solo se revierten los roles.

El arte cinematográfico tiene esa potencialidad de hacer que nos sumerjamos en lo más profundo de nuestros pensamientos. Considero que es un logro que una película, además de conectarnos con ciertas emociones, nos lleve a otros niveles de abstracción mucho más elevados. Hace mucho que no me encontraba con una película de esta índole y, evidentemente, el desafío de Polanski no era mostrar algo que nos resulte obvio y cotidiano, sino algo que va mucho más allá. Una interesante película, para pensar y reflexionar sobre nosotros mismos.

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